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La PAZ sabe a cacao

De la tierra de Pauna, en Boyacá, proviene un cacao con variedad de presentaciones y ante todo, con sabor a esperanza.

Se trata de Distrito Chocolate, un grupo de jóvenes campesinos emprendedores que cambiaron el cultivo de coca por cacao y le apuestan a llevar a los hogares y empresas un cacao de exportación.

Uno de sus líderes y quien está detrás de esta iniciativa es Juan Urbano, quien nació en Pauna, municipio ubicado a 164 km de Bogotá y 119 km a Tunja, el cual limita al norte con el departamento de Santander, al oriente, con los municipios de Briceño y Tunungúa, al sur con los municipios de Caldas y Maripí y al occidente con San Pablo de Borbur y Otanche. Esta tierra fértil, donde se cultivan gran variedad de productos agrícolas como: fríjol, yuca, papa, maíz, maní, cacao, café, caña de miel, guayaba, papaya, plátano, tomate de árbol, maracuya, cítricos, pimentón, entre otros y pecuarios, fue una zona impactada por los problemas sociales, la desigualdad y la violencia.

En este ambiente, nació Juan Urbano, en el seno de una familia campesina y, por ende, el agro estuvo en sus venas, pero se dejó tentar por la explotación minera (esmeraldas); fue guaquero y, años después, accedió a sembrar coca, pues estaba en medio de lo que se convirtió en corredor del narcotráfico, ruta entre Muzo, Quípama y Pauna.

Juan Urbano es un campesino que no guarda su pasado sino que lo pregona, para demostrar que se puede cambiar con decisión y cuando hay oportunidades. Luce su poncho, su sombrero, y ante todo, su carácter campesino “echa pa´lante”.

Él es uno de los campesinos que está participando en Market Fest de Corferias (https://tintatic.com/visite-los-mercados-campesinos-y-viveros/) e invita a que prueben sus chocolates en barras, bombones, chocolate de mesa, y la variedad de mezclas del cacao Premium que producen.

Esta historia comenzó hacia el año 2004, cuando un grupo de campesinos, cansados de la violencia, se unieron, tomaron un curso de emprendimiento del SENA y otros talleres y capacitaciones hasta crear una asociación de productores de cacao.

En 2007, las asociaciones, los esmeralderos y la Iglesia católica acordaron con el Estado un proceso responsable de sustitución de cultivos ilícitos y se puso en marcha el programa Familias Guardabosques, que duró dos años, pero luego participaron en otros proyectos de ayuda para el sector agrícola del gobierno y varias entidades, obtuvieron un crédito con el Banco Agrario y comenzaron a participar en más programas de fundaciones y empresas privadas, que les ha dado el respaldo para aprender más y generar cadenas de colaboración y sostenibilidad.

Su mensaje es inspirador y con deseos de seguir produciendo y comercializando no solo lo que nace de su tierra bajo Distrito Chocolate y Cacaoteros, sino de toda la red de cacaoteros de su región.

Es de anotar que el sector cacaotero colombiano registró un récord en producción del fruto, pues pasó de 59.740 toneladas en 2019 a 63.416 en el 2020, lo cual representa un importante crecimiento de 6 %, según la Federación Nacional de Cacaoteros. Y en ese ambiente, como una semilla de esperanza, está este emprendimiento que nació en Pauna para Colombia y el mundo.

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