Canciones, poemas, leyendas, historias y guías, mencionan al cerro de Monserrate, lo cual enaltece aún más este emblemático lugar, ubicado a 3.152 metros a nivel del mar, y considerado uno de los mejores puntos para tener una panorámica de la ciudad.
Es un sitio recomendado para quienes visitan Bogotá o para los capitalinos, no solo como peregrinación, sino para otras actividades como avistamiento de aves en el nuevo sendero Paramuno, caminatas ecológicas, gastronomía (por ejemplo, restaurantes Santa Clara, San Isidro, Mercado Monserrate Parrilla), exposiciones de temporada (muy reconocida la iluminación navideña y las ceremonias de Semana Santa), conciertos y más.
El cerro cuenta con bosques de encenillo, pegamoscos, gaque, canelo espino, arrayán, cedrillo, helechos, frailejones, chusque, tagua y líquenes, entre otros, siendo el olor de los eucaliptos uno de más característicos.
En cuanto a fauna, la organización de Monserrate comenta que han identificado más de 100 especies de aves, entre ellas, más de 15 colibríes, para quienes dispusieron bebederos, y por eso, la apuesta por este nuevo tipo de turismo, que valora la belleza de la biodiversidad de las aves. En ese sentido, está dispuesto el sendero aislado, con señalizaciones y fotografías de varias especies, así como puntos de descanso cubiertos. En el cerro también hay presencia de mamíferos como ardillas de cola roja, cusumbos, comadrejas, zarigüeyas y zorros.
Cuenta la historia que Juan de Borja, presidente del Nuevo Reino de Granada, autorizó a Pedro Solís de Valenzuela en 1640 la construcción de una capilla dedicada a la Virgen Morena de Montserrat, cuyo Santuario se encuentra ubicado en la provincia de Barcelona, España. En 1657 fue terminada con ayuda de los santafereños y, años después, recibió al Señor Caído de Monserrate, obra del maestro santafereño Pedro de Lugo y Albarracín, quien logró no solo una hermosa imagen de valor artístico, sino que también reúne la fe religiosa de la ciudad.
Desde aquella época, miles de creyentes suben con devoción los escalones que llevan al Santuario en la cumbre, como acto penitencial o en agradecimiento. Tanto el sendero como el camino de escalones son gratuitos y preservados por la Alcaldía; mientras que otros visitantes, suben en Funicular o Teleférico, servicios de traslado para los cuales se deben adquirir tiquetes en las taquillas de la entrada.
El Teleférico, con amplios ventanales, tarda cuatro minutos en recorrer los 820 metros entre la estación de la circunvalar hasta la cima, mientras se disfruta de la vegetación y la panorámica de la ciudad e, incluso, se aprecian a los caminantes desde lo alto.
Es una experiencia única en la montaña, desde donde se puede observar el agitado ritmo de la ciudad, que contrasta con la tranquilidad, el viento y el olor a naturaleza del cerro, desde donde también se puede vislumbrar el cerro de Guadalupe.
Esta experiencia formó parte del recorrido que sugirió el IDT y Anato en el marco del Congreso ANATO 2022, y que ratifica por qué este es un lugar imperdible en la visita a Bogotá.