En una ciudad acostumbrada a recibir miles de turistas al año, una iniciativa reciente demostró que el viaje de graduación puede ir mucho más allá de la fiesta. Un grupo de estudiantes, bajo la guía del Grupo Xcape, decidió transformar su paso por “La Heroica” en una huella imborrable, entregando regalos y alegría a la comunidad de La Boquilla.
Una alianza por la niñez cartagenera. En un esfuerzo por devolver a Cartagena parte de lo mucho que ofrece como destino, Grupo Xcape se alió con Fundacol (Fundación Colombia Social), una organización que desde 2007 trabaja por el bienestar integral de comunidades vulnerables.
El escenario fue el Instituto Etnoeducativo de La Boquilla, donde la dinámica fue tan simple como poderosa: de la mano de los propios viajeros —quienes donaron los obsequios— se logró alegrar la Navidad a cerca de 100 niños y niñas del sector.

Diversión con impacto social, con más de tres décadas de trayectoria y tras haber movilizado a más de 400.000 jóvenes de 15 países, Xcape está redefiniendo el concepto de turismo juvenil en América Latina. La premisa es clara: la responsabilidad social no es un añadido, es parte del viaje.
“Promovemos el turismo responsable, donde la diversión va de la mano con el respeto y el impacto social. Queremos que nuestro viaje de graduación no solo se recuerde por lo vivido, sino también por lo que dejamos al destino que visitamos”, afirma David Rodríguez, director Comercial de Xcape Colombia.
La elección del lugar y del aliado estratégico no fue al azar. La conexión con la comunidad local es vital para que la ayuda sea real y efectiva. “Quisimos unirnos a la labor social que realiza Fundacol porque su trabajo es real, cercano y enfocado en la niñez local. Comparte nuestros valores y tiene un impacto directo en comunidades como La Boquilla, donde el apoyo sí genera cambios visibles y donde se desarrolla gran parte de nuestra experiencia”, explica Laura Riaño, directora de estrategia de Xcape Colombia.
Esta actividad reafirma el compromiso de la compañía con Cartagena, una ciudad que siempre recibe a los visitantes con los brazos abiertos. Para estos jóvenes viajeros, la experiencia en el Caribe colombiano no solo quedará marcada por los paisajes, sino por la sonrisa de un niño que recibió un regalo inesperado.
Porque al final, ya sea viajando solo o en grupo, si algo no cambia es el deseo de vivir momentos que marquen para siempre. Y este, sin duda, es uno de ellos.