La Maldita Vanidad presenta ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?, un viaje teatral que se adentra en la mente de una de las figuras más enigmáticas del cine clásico.
En esta nueva apuesta, el escenario se transforma en un espacio íntimo donde el personaje enfrenta sus recuerdos, sus miedos y todo aquello que debió callar.
Bajo la dirección de Jorge Hugo Marín y la actuación de Camilo Sebastián, este monólogo estará en temporada hasta el 25 de septiembre con funciones miércoles y jueves.
Días antes de la celebración de la ceremonia de los Oscar de 1961, la cuarta y última ocasión en la que fue nominado, Montgomery Clift prepara en su apartamento del Upper East Side su regreso a los escenarios teatrales con La gaviota de Chéjov. Ha decidido escapar por fin de los mandatos de los estudios cinematográficos y de la persecución de la prensa, pero antes tendrá que saldar las cuentas pendientes con el pasado: el accidente de tráfico que rompió su máscara de galán, los fantasmas familiares y el deseo que no se atreve a decir su nombre.

El personaje que habita esta pieza no es un actor en plena fama, sino un hombre que mira de frente las fracturas de su vida. El accidente automovilístico que desfiguró su rostro no solo alteró su carrera, también le impuso una nueva forma de aparecer ante el mundo. El galán intocable ahora debía reconstruirse y es ahí, donde aparecen los fantasmas y recuerdos, los silencios impuestos por su sexualidad y el deseo de dejar de interpretar un papel fuera del escenario.
La propuesta escénica, diseñada por Mateo Galvis, plantea un lugar cercado donde no hay muros, pero hay encierro, acompañado por una banda sonora onírica compuesta por Sergio Cote que refuerza esta atmosfera.
Esta versión de ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift? de Jorge Hugo Marín, retoma el texto del dramaturgo español Alberto Conejero, una obra estrenada en 2011 en Madrid que ha sido montada en distintos países por la fuerza de su contenido y su estructura como monólogo. Conejero escribió esta pieza no como una biografía convencional, sino como una reconstrucción íntima de un hombre en conflicto con su historia, con su cuerpo y con los silencios impuestos por la industria a la que perteneció.
Montgomery Clift fue un actor estadounidense nacido en 1920, reconocido por su sensibilidad interpretativa y por romper con el modelo masculino que dominaba Hollywood en su época. Fue parte de una nueva generación de actores que llevó al cine un estilo más introspectivo, emocional y real. Actuó en películas como Un lugar en el sol, De aquí a la eternidad y The Misfits. Pero su carrera cambió de forma definitiva tras un grave accidente de tránsito en 1956, que alteró su rostro y su relación con la industria. A partir de entonces, vivió entre las exigencias de una imagen pública que ya no podía sostener y una vida privada marcada por el silencio. Murió en 1966, a los 45 años, dejando una huella profunda en la historia del cine.
La obra no busca exaltar la figura de un ídolo, sino entrar en los espacios más frágiles de un hombre que se enfrenta a sus propios límites. Como afirma el director Jorge Hugo Marín: “Esta obra no es solo sobre Montgomery Clift, es sobre lo que todos escondemos para poder seguir de pie frente al mundo.” Desde ese enfoque nace la adaptación colombiana, no como retrato fiel, sino como una experiencia donde la vida y la escena se mezclan.