En el corazón del municipio de Viotá, Cundinamarca, se está llevando a cabo una iniciativa que busca cambiar el rumbo de decenas de familias a través de un modelo integral de producción agrícola.
Con el cultivo del café como motor, líderes de hogares están siendo capacitados y apoyados para fortalecer su actividad como caficultores, buscando asegurar un sustento económico estable.
Este proyecto es impulsado por Dow, en colaboración con una empresa l de defensivos agrícolas en América Latina, y también con Alico, empresa colombiana de desarrollo de empaques.
Este proyecto cuenta con una inversión de aproximadamente $1.000 millones de pesos (220.000usd) destinada a capacitación técnica, mejoramiento de infraestructura y fortalecimiento de la cadena de valor por medio de la Fundación Manuel Mejía, institución educativa del Gremio Cafetero.
Este programa tiene un fuerte pilar de soluciones agrícolas y buenas prácticas agrícolas de cultivos para la mejoría y conservación de los productos finales, asegurando la mejor calidad posible para el café.
“Con esta iniciativa nos esforzamos por mejorar y fortalecer las buenas prácticas en torno al café, aportando a la construcción de paz en el territorio. Esto ha sido posible no solo gracias a los aliados del proyecto y al compromiso de Asotourhepaz, sino también al apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros” afirma, Alda Berardinelli, directora ejecutiva de la Fundación Manuel Mejía.
Un esfuerzo en conjunto
La iniciativa de reintegración y el desarrollo sostenible en Viotá es parte del Fondo de Impacto Empresarial de Dow, que desde 2016 apoya diversos proyectos sociales de los países donde opera. Este programa, mediante incentivos claros y soluciones innovadoras, colabora con distintos actores de la cadena de valor para abordar problemas sociales de manera efectiva.
“Creemos en el poder de la colaboración para generar un impacto positivo en las comunidades. Esta iniciativa no solo busca brindar oportunidades de desarrollo a las familias, sino también fomentar un entorno de paz y reconciliación en la región. A través de esta inversión, y el trabajo colaborativo con nuestros aliados estamos comprometidos a proporcionar las herramientas y conocimientos necesarios para que estas familias progresen por medio del café”, menciona Andrés Botiva, líder de ventas de Dow.
Cada aliado en este proyecto aporta su experiencia única para garantizar un impacto significativo: Alico facilita el empaque para el almacenamiento de los productos para una comercialización efectiva; la Fundación Manuel Mejía lidera la ejecución de todas las actividades, garantizando el cumplimiento de los objetivos y brindando la formación de los participantes para su reintegración; esta empresa del sector de defensivos aportó todo el conocimiento de buenas prácticas agrícolas para café y Dow que aporta el conocimiento y apoyo en la formulaciones finales de defensivos agrícolas para la protección de los cultivos y la tecnología necesaria para el proyecto.
Esta estrategia de acompañamiento se desarrolla bajo el marco de la apropiación social del conocimiento, implementada a través de las herramientas propias de la extensión rural.
Desde que se inició la implementación en febrero de 2024, el proyecto ha trabajado en 42 hectáreas, de las cuales más de 25 están dedicadas al cultivo de café. En estas áreas, las familias participantes reciben formación en mejores prácticas agrícolas, tanto virtual como presencial, lo que les permite mejorar la productividad y garantizar la sostenibilidad de sus cosechas a largo plazo. Complementado con la dotación e instalación de equipos, así como la transferencia de tecnologías para los procesos de cosecha y postcosecha. Una infraestructura y capacitación que les permite mejorar la calidad del café, optimizar su producción y aumentar sus ingresos de manera sostenible.
Este proyecto tiene como objetivo principal transformar la vida de 25 familias caficultoras, ofreciendo una vía para la reconstrucción del tejido social. Se espera que tenga un impacto significativo en la comunidad de Viotá, beneficiando indirectamente a muchas más familias del municipio y por consecuencia a consumidores finales de café. Aunque su duración inicial es de un año, la infraestructura y el conocimiento generados dejarán un modelo replicable que demuestra cómo la colaboración entre el sector privado y las organizaciones sociales puede impulsar el desarrollo sostenible y la paz.