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Antonio Malpica: “soy un contador de historias”

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El escritor mexicano de obras como Ulises 2300; Ahora somos dos; El diario de guerra del coronel Mejía; Un viejo gato gris mirando por la ventana, y Esa mañana, estuvo en Colombia en la Feria Internacional de Libro (FILBo) para presentar “El Bosque, la noche y el viento” (novela para jóvenes) y “Mi abuelo es poeta”, (infantil) de Panamericana Editorial.

TintaTIC conversó de su “enamoramiento” por la literatura, un paso que fue poco a poco cuando estudiaba Ingeniería de la Computación en la UNAM y se dejó cautivar por el teatro. “Cuando estaba estudiando ingeniería comencé a hacer teatro con unos amigos, como un juego. Primero, montábamos a otros autores, pero pronto nos dimos cuenta, mi hermano y yo, de que si escribíamos nosotros las obras era más conveniente, en muchos sentidos, porque podíamos ajustar al grupo, que siempre era dinámico, pues unos días tenías, cinco actores y al otro, solo tres, luego diez, y así fue como empezamos a hacerlo, sin haber tenido ningún tipo de formación en el ejercicio de la creación, con el fin de poder contar una historia. En ese entonces, nos gustaba la comedia musical y nos la pasábamos muy bien, aunque perdimos dinero porque mantener el teatro cuesta”.

Así fue como inició esta carrera por el arte. “Luego, empecé a escribir cuento y novela, porque sentía esa necesidad y muy a mi pesar fui dejando el teatro, porque es casi mágico y milagroso lo que ocurre en escena y la satisfacción es muy instantánea; el aplauso es en el momento, en cambio, el libro, a veces esperas meses y nadie te dice “me gustó”. Es una labor solitaria, de otra índole, también muy interesante y linda, y aquí estoy feliz con mi lanzamiento de la obra con Panamericana en la FILBo”, expresa Malpica, quien se tituló como ingeniero y trabajó como desarrollando software, pero en sus tiempos libres estaba inmerso en la creación literaria.

Acerca de su carrera, su primer libro lo publicó en 2001, gracias a un concurso en el que ganó el tercer lugar. “Me gustó tanto la experiencia que seguí escribiendo y participando en concursos y poco a poco la escritura se me convirtió en disciplina”, anota.

“Recomiendo participar en concursos y en mi caso lo agradezco, porque venía de un mundo completamente distinto, y entré con mucha timidez e inseguridad, y la puerta de los premios me dio esa confianza, porque significaba que alguien leyó tu obra y le pareció buena, y ya comienzas a caminar con un poco más de soltura, mientras antes me parecía que estaba como usurpando un lugar”, explica de esa experiencia.

Toño Malpica se define más como novelista. De hecho, su primer libro fue una novena infantil que se publicó en 2001 y, comenta, que 22 años después se sigue vendiendo.

Sobre su dedicación a la literatura infantil y juvenil, más que a la de adultos, Malpica manifiesta que se siente más atraído por las historias para niños y jóvenes, aunque reconoce que esta categoría no tiene tanta visibilidad. “Si bien la literatura general tiene más exposición, y la literatura para grandes concentra el reflector porque son los grandes los que manejan el mundo, también pienso que no es tan cierto que los chicos solo están en redes sociales y no están tan presentes en el mundo de los adultos. Creo que obedece a que los adultos estamos más absortos en la literatura para adultos y no miramos mucho la literatura infantil y juvenil, mientras los chicos sí tienen su propio apartado, se manejan distinto, y terminan una novela y les encantó, pero no corren a publicarla en redes. Solo lo comentan con sus amigos y ya. Creo que se hace más ruido con escritores grandes y no con los de esta categoría”.

Justamente sobre cómo atraer a los jóvenes lectores, Antonio Malpica también hace una reflexión: “Poner en la misma balanza al TikTok y al libro no es el tema, porque quizás si el chico tiene libertad, siempre se va a ir por la red social, entonces pienso que más bien son espacios que los adultos debemos procurar crear para los chicos. De la misma manera como los niños no se van a comer las verduras, si en casa no les hacen ver que son necesarias y se las preparas y las comes, también sucede igual con los libros, donde papás, profesores y los promotores debemos invitar a leer, pero en compañía. Es más importante que los grandes los acompañemos, y eso tiene que ver con la honestidad de nosotros de hacer notar que la literatura infantil y juvenil también la podemos disfrutar los adultos. Es similar a cuando llevas a uno de tus hijos a una película de Pixar y no lo dejas en la puerta del cine y te vas, sino que entras, te ríes, lo comentas con él; así debe ser con los libros. Creo que eso es lo que nos va a salvar. Ya no sirve nada más escribir buenas historias. A todos nos toca poner de nuestra parte y a los autores nos corresponde hacer historias atractivas para los chicos, pero eso ya no basta. Es necesario convidarlo al chico a leer con compañía”.

Y en esa línea de invitar a la leer, también existe el Plan lector y en este sentido, Malpica opina que “La imposición empieza desde que el mismo promotor se siente obligado a hacer esa labor. Al contrario, si estás convencido de que a él le gustará una obra, lo puedes invitar. No está mal tener un plan lector, al contrario, es necesario, porque el niño por naturaleza es lúdico. El niño siempre va a jugar hasta el cansancio, entonces es tu responsabilidad, así como velas por su salud, también velar por su cultura y marcarle esa pauta de aprender, no solo los números y las palabras, sino leer. Eso alimentará su intelecto y el espíritu”.

El libro como objeto

Una de las características de los libros de Literatura Infantil y juvenil es su presentación. La ilustración juega un papel importante. Sobre este aspecto, Malpica explica que “El arte siempre puede entrecruzarse. Ojalá pudieras leer y que sonara una música. La ilustración es una forma de aproximación y, por eso, los libros para niños llevan colores, formas y texturas, y son formatos que atraen a los pequeños, porque a esas edades somos muy visuales, sensoriales y se llega a su intelecto a través de los sentidos”.

En su proceso creativo, esa parte de la ilustración la deja a sus editores. “Confío mucho en ellos y, de hecho, comenta que en “Mi abuelo es poeta, el formato y colores son magníficos. Héctor Barbosa hizo un trabajo increíble junto con Luisa Noguera”, pero confiesa que para “El bosque, la noche y el viento” no esperaba que también tuviera ilustraciones y le fascinaron. “Pensaba que solo con la historia sería suficiente y me sorprendieron gratamente con ilustraciones de Fabián Rivas, muy de primer plano, planos cerrados, casi intimistas, y creo mucho en lo que piensan los editores, porque ellos buscan la mejor manera de llegar al público. Ambas ediciones de Panamericana son bellísimas y para cada lector”.

Y en su respeto por guardar distancia, él se define a sí mismo como un contador de historias. “Siempre he creído en contar una buena historia y la franja en la que cae, le corresponde más al editor y es quien define si va ilustrado o menos ilustrado, pero en general, los libros para niños pequeños son más vistosos. Además, también hay textos que son muy evidentes para niños, pero no es porque necesariamente sea su tamaño o formato o para irse a la cama, sino para otros momentos y, por ello, me pongo en las manos del editor”.

En su experiencia, por ejemplo, menciona que tiene el libro “El bondadoso rey” con el Fondo de Cultura Económica, que cuenta la relación de un niño con su abuelo, como una especie de amistad con mucha compenetración, pero en realidad es un libro de la partida del abuelo. Hay un momento en que se va al hospital y no regresa. Es un libro álbum hermoso, de pasta gruesa, pocas páginas, pero no es un libro para leer al niño antes de ir a la cama, sino que es un libro para leer en compañía de un chico más grande para hablarle de algo natural, que en algún momento va a enfrentar, y es la muerte y la separación de un ser querido. Es un libro que ha gustado mucho”.

Acerca de cómo atraer a los lectores, Malpica afirma: “Creo que los lectores escogen sus libros. En el mejor de los casos, la literatura infantil y juvenil lo es en la medida en que los niños y jóvenes adoptan esos libros”, destaca Toño Malpica. “Yo lo que hago es contar una historia y los chicos, si me hacen el favor de leerla y adoptarla, ya gané. Si no, pues es una historia honesta, a la que le puse el mismo cariño que a todos, y ya al menos ocupa un lugar en el mundo, pero eso no me redime y me hace pensar y trato de caminar de otra manera para la siguiente obra”.

El escritor enfatiza: “Todo tiene que ver con la sinceridad con la que estás escribiendo. No es difícil escribir para chicos, lo que es difícil es conseguir que te quieran, que te lean y que lo disfruten. No hay fórmula, pero todos hacemos nuestro mejor esfuerzo. Pienso que, si escribes con honestidad, corazón y dedicación es un primer paso, pero lo importante es que debes ir por el disfrute del lector. Uno debe contar la historia, hacerlo de la mejor manera, justa y honestamente, y cruza los dedos”.

En esta feria, se presentó “El bosque, la noche y el viento”. Pensando en la aceptación de los lectores, Malpica manifiesta: “Cuando tu libro llega a un chico lector, ahí es donde está la prueba. Y, aunque sea un libro muy bien producido y en la franja juvenil, no es Tiktok, ni es Fornite, sino que es una novela que aborda otra novela del siglo pasado, un clásico y esa es la gran apuesta. Lo recomiendan mucho los lectores. Creo que las Aventuras de Tom Sawyer desde que se escribieron fueron de literatura infantil y juvenil, pero en este momento quizás para esa generación, no había esa categoría, y hoy, pienso que, al estar dirigido a ellos, puede y deseo que les atraiga. Insisto, somos los grandes los que tenemos que invitar a degustar un platillo y compartirlo. Decir “probemos”, y ahí es donde los libros pueden tener esa posibilidad”.

Para finalizar, sobre lo que significó la FILBo para el autor, dijo: “Fue una gran oportunidad de celebrar los libros, los propios y los ajenos; me siento muy afortunado en haber formado parte y enaltezco todos los que la hicieron posible. Deseo que esta y todas las ferias de Latinoamérica sigan trabajando, porque el libro es el protagonista y merece un espacio. No creo que se vaya a morir, pero tampoco considero que sea justo que se vuelva algo de nicho, como una galería de arte, de cierto elitismo. Los libros son para todos. Necesitamos mucha ayuda de los profesores, los promotores y los enamorados de la literatura para que los libros lleguen a los chicos”.

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