Hablar de la obra de Fernando Botero no es solo destacar sus cuadros sino sus esculturas, dibujos, enseñanzas y piezas en plazas de Medellín, Nueva York, Madrid, y exposiciones en galerías de arte en varias ciudades del mundo, y destacando la Casa Botero de Bogotá.
Hoy se registra la noticia de su muerte, a los 91 años, en Mónaco, donde residía, pero su obra perdurará por muchos años más.
La Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá, comentó: “Si el culmen de cualquier carrera artística se da en el hallazgo de aquel indefinible que llamamos estilo, Fernando Botero tuvo pronto en su carrera la certeza de haber llegado al territorio donde pocos lienzos enarbolan su belleza. Voluminoso, fluido, sutil, dinámico y tenue, inconfundible: el estilo de Botero puede ser reconocido por cualquiera que se haya topado con él alguna vez, en cualquier rincón del mundo”.
“Hoy nos enteramos de la muerte del artista, y como país y sociedad nos sumimos en los rituales de la despedida. Cada uno, entusiasta o no de las creaciones de Botero, tendrá sus gestos privados del adiós. Por nuestra parte, invitamos a que sea la oportunidad de recordar la obra y el legado, de celebrar una vida que se entregó a la aventura de la creación y que nunca detuvo el gesto transformador que hacía de la materia, escultura o lienzo, parte de su mensaje estético”.
El artista tuvo un arraigo con su ciudad, donde sus obras están ubicadas en el parque Berrío, y son un atractivo turístico y cultural, destacadas como las “Las Gordas de Botero”.
Así mismo, en Bogotá está el Museo Botero, que cuenta con una de las más importantes colecciones de arte internacional que se puedan encontrar en Latinoamérica. Gracias a la donación realizada por el Maestro Fernando Botero en el año 2000 al Banco de la República, el público capitalino y extranjero ha podido acceder de manera gratuita y permanente a esta muestra de arte, que está conformada por 208 obras, 123 de su autoría y 85 de destacados artistas internacionales.
Durante el acto inaugural del Museo, en su momento, Botero expresó: “Para mí es un placer infinito saber que estas obras pertenecen hoy a Colombia; saber que los estudiantes que ingresen a esta casa, entrarán en contacto con las corrientes artísticas más importantes de nuestro tiempo, contemplando aquí permanentemente, obras originales de grandes maestros; saber que los amantes de la pintura y la escultura puedan venir a visitar este remanso de paz y pasearse tranquilamente por estas salas, dejándose inundar por la estética moderna”.
Hoy, en entrevista en radio, Lina Botero, su hija y quien estuvo con él hasta sus últimos días comentó: “Hasta hace cuatro días estuvo trabajando, pintando sus acuarelas en su estudio. Él murió como él quería y como siempre dijo, con un pincel en la mano, haciendo lo que más le gustaba, pintar. Haciendo lo que hizo de la mejor manera durante toda su vida”.