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FILBo – entrevista: “La traducción también es otro primer nacimiento”

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Así la define Nicolás Barbosa López, haciendo alusión a que hace poco releyó el Quijote de la Mancha y en un capítulo en el cual el cura habla con el barbero dice (parafraseando) “quememos esos libros porque son una traducción, porque el traductor, por más habilidad que tengan, nunca es capaz de mostrar el libro en su primer nacimiento”. Ante esta frase, Barbosa pensó que la traducción no es un segundo nacimiento, sino que tiene que ser otro primer nacimiento. “Si no, estás creando un infinito de una manera falsa, porque le estás creando límites a ese infinito. Además, al mismo tiempo que digo que el traductor es otro autor, también en mi experiencia, sobre todo en la poesía clásica que tiene métricas y formas rigurosas, he sentido la necesidad de ser consciente de que siempre estás traduciendo también formas y, a veces, las formas se parecen del idioma del portugués al español pero a veces no, por ejemplo, del inglés al español y, entonces, tienes que trastocar la forma, pero para ello, debes tener una consciencia muy profunda de qué es lo que la forma original está expresando y qué de ese contenido (forma) es no solo replicable sino que también existe en tu propia lengua; al final todas las lenguas son hermanas, de cierta manera los sonidos también son compartidos y, por ello, puedo decir que traducir para mí también es crear algo y darle su primer nacimiento”.

Y lo dice con esa convicción que le dan los cerca de 10 años de experiencia como traductor literario, donde también ha sido responsable de la publicación en español de casi veinte obras portuguesas en Colombia y España y de otros títulos del inglés. Sus traducciones abarcan varios géneros como novela, teatro, cuento, poesía y literatura infantil. En los últimos años trabajó para las embajadas de Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Países Bajos, coordinando su participación como invitados de honor a la FILBo, destacando ese papel de los gestores culturales.

Con la pasión de sentir que la labor del traductor es importante dentro de la cadena del libro, Nicolás Barbosa López, literato de la Universidad de los Andes y PhD en literatura portuguesa y brasileña de Brown University continuó la conversación con TintaTIC.

“Siempre he estado en la academia y en la industria del libro y siento que tengo la misión de acercarlas, dado que a veces parecieran antagónicas, pero en realidad son eslabones de la misma cadena del libro”, y agrega “Es una de las mayores contradicciones, pues no es lógico que tengas un grupo de personas estudiando libros sin que ellos sean conscientes de cómo ese objeto que tienen en las manos es fruto de una cadena completa, desde el trabajo de rescatar manuscritos originales en archivos, la selección de los editores, los transcriptores, diseñadores, hasta mercadeo para que las obras estén en librerías, y quien organiza la presentación en una feria”.

En ese sentido, exalta que la FILBo ha adquirido un papel más activo al acercar los dos mundos: la academia y la industria. “Las editoriales universitarias están asistiendo y la feria ha servido para atraer el público. A veces se piensa que las universidades solo tienen contenidos técnicos e investigaciones, pero en la actualidad también tienen títulos de literatura e incluso traducciones”.

Más traducciones para enriquecer los contenidos

Barbosa reitera que es indudable la labor del traductor como unos de los eslabones más importantes para lograr el objetivo de acceder a los títulos universales, y manifiesta que la FILBo también así lo ha hecho. Recuerda que un ejemplo es el caso de Portugal cuando fue el invitado de honor, pues fue el primer país en crear un programa de apoyo a traducciones, para que editoriales colombianas publicaran nuevos títulos que no habían sido traducidos al español, y esa experiencia la replicó Holanda y luego los países nórdicos y Francia. “En el caso de Holanda, que pude conocer más de cerca, la gestión con las editoriales colombianas llevó a que se terminaran publicando 40 títulos en Colombia, siendo la literatura de Holanda y de las islas como Curazao, Aruba poco, conocidas. Al menos 15 editoriales colombianas, la mayoría independientes, le apostaron a esta literatura y fueron proyectos exitosos y sostenibles”.

Entre sus traducciones están Los libros que devoraron a mi padre y Flores, de Afonso Cruz, y El mar en Casablanca, de Francisco José Viegas, obras publicadas por Panamericana Editorial, y actualmente se encuentra trabajando en la traducción de una de las obras más recordadas y queridas por el público infantil, Peter Pan, para este sello editorial.

“Hemos sido varios los traductores que hemos trabajado con la obra de Afonso Cruz para Panamericana, y eso es maravilloso porque es ayudar a crear una industria local (colombiana) de traductores del portugués al español. Eso es fantástico”, expresa Barbosa.

“Pude traducir tres libros de él y es una obra tan amplia, por su versatilidad, que te permite pasar de un libro infantil, a una novela juvenil y otro tipo de obras”.

Sobre el último proyecto de Peter Pan, comenta que ha sido de las traducciones más apasionantes. “Por un lado, trabajé del inglés al español – que ya lo había hecho antes-, pero con una intensidad diferente, y lo había hecho en poesía y no en prosa. Además, nunca había leído Peter Pan, el original, sino quizás resúmenes y adaptaciones de Disney. De verdad, es un libro que tiene tanto para sacarle y es psicológico, con partes siniestras, y tiene de todo, es hermoso y disfruté esa traducción como nunca”, explica.

Señala que estima que saldrá este año y reitera que “Fue muy bello trabajar del inglés británico y del siglo XIX, lleno de dificultades, de dobles sentidos y de neologismos, y llevarlo al español. Un gran reto”.

Justamente, sobre esas dificultades para ser asertivo y no trastocar la obra, el literato comenta que: “Al principio era muy tímido y con la poesía, aún más- como si fuera un papiro que no lo puedes casi tocar-, pero con el tiempo, sobre todo leyendo a los clásicos y a los “autores intocables”, me fui dando cuenta de que la literatura también la podemos manosear, es decir, desmenuzarla, destruirla y volverla a armar y volverla a crear. Divertirnos con ella. Con el tiempo he ganado más confianza, y no es hacer algo distinto de la obra. Una traducción es evidentemente un texto que se basa en uno previo, pero una traducción no puede estar por siempre sujeta y no puede ser inferior al texto original, no la puedes concebir así. Es rigor y precisión, una obsesión de buscar la palabra que debe ser la indicada, pero también es melodía, así que cuando hago traducciones, una de las razones que me hace sentir bien es descubrir la eufonía en cada frase”, declara Barbosa.

Barbosa, quien estará en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) con Panamericana Editorial finaliza con esta reflexión: “A veces el público y las editoriales cuestionan que se haga más de una traducción de una obra, pero considero que, entre más traducciones podemos asistir a más primeros nacimientos y hay que ser consientes de que ese primer nacimiento no existe en el vacío, sino que se hermana con otros nacimientos y así podemos tener acceso a mundos infinitos de producción literaria”.

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