Terminó el Festival Internacional de Cine de Berlín con el Oso de Oro, su premio más importante, para la película Dahomey, de la franco-senegalesa Mati Diop, un documental sobre la devolución, por parte de Francia, de los Bronces de Benín -saqueados durante la época colonial- a Nigeria.
La gran noticia para América Latina fue que ‘Pepe’, una película dominicana inspirada en la historia de los hipopótamos que Pablo Escobar trajo de África al Magdalena Medio, ganó el Oso de Plata a mejor director, que recibió Nelson Carlo de los Santos, nacido en Santo Domingo.
‘Pepe’ no solo es una película inspirada en una historia colombiana, también fue filmada en el país y su protagonista es el actor cartagenero Jhon Narvaez (quien interpretó a Joe Arroyo en la película Rebelión, por la que ganó un Premio Macondo a mejor actor).
La película, una coproducción entre República Dominicana, Namibia, Alemania y Francia, es difícil de clasificar. Su protagonista, Pepe, en realidad es el fantasma de un hipopótamo asesinado que cuenta la historia, con una voz en múltiples idiomas, de cómo llegó desde África a Colombia.
“Un sorprendente intento de hablar de las contradicciones de nuestro mundo globalizado desde una perspectiva no occidental”, explicó Carlo Chatrian, director artístico del festival.
Un premio para Colombia
Otra buena noticia fue que en Generation 14plus, una de las secciones paralelas del Festival, ‘Un pájaro voló’, cortometraje del barranquillero Leinad Pájaro, ganó el Premio Especial del Jurado Internacional.
La película habla sobre el duelo y el dolor de su director por la pérdida temprana de su padre, Daniel Pájaro, jugador de voleibol de la selección Colombia, quien falleció en diciembre de 1993 a causa de un aneurisma cerebral. Leinad solo tenía cinco años en ese momento y la película fue un intento por poner orden a sus recuerdos y sus sentimientos.
“Fue algo muy complejo porque fueron muchos retos los que tuve que afrontar. Sobre todo durante el rodaje, había momentos en los que estaba muy tocado”, le dijo al diario El Heraldo.
Para los jurados que le dieron el premio, se trata de una película que “usa la poesía del cine para expresar las emociones de la vida, la pérdida y la tristeza. Una película filmada en Cuba que examina la masculinidad con las imágenes más sensibles, sin olvidar que lo que no se dice -el misterio que se encuentra en la vida y en el arte- sigue siendo lo más bello del cine”.
