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Historias Hechas a Mano

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Esta semana Colombiamoda celebra su edición número 33 en Medellín con un enfoque hacia la moda consciente, desde el ámbito social, ambiental y cultural, presentando las iniciativas que el Sistema Moda lidera a través de programas de responsabilidad social, proyectos de reducción de impacto ambiental e iniciativas para preservar los saberes ancestrales de diferentes comunidades.

En este sentido, Inexmoda inauguró oficialmente la feria con la pasarela Historias Hechas a Mano, una iniciativa liderada por Juan Pablo Socarrás de la mano de Coca-Cola. Esta fue la oportunidad perfecta para dar a conocer las diferentes culturas, tradiciones, saberes y técnicas artesanales de las comunidades con las que trabaja este proyecto: Colombia, México y Guatemala. Socarrás, estima utilizar 400 kilos de PET y residuos reciclados, además de 22.000 anillas de plástico en el proyecto y realizar una fuerte campaña para sembrar en los diseñadores un interés por las nuevas técnicas hechas a mano, de acuerdo con las tendencias del mercado desde un enfoque sostenible.

“Trabajar con mujeres donde vamos a impactar, formar y capacitar y cocrear productos nos dará la posibilidad de caminar y transitar por la sostenibilidad en diferentes países. Sin duda alguna una experiencia de crecimiento personal y profesional para mi vida. Este trabajo hará del 2022 un año lleno de experiencias y nuevos aprendizajes”, dijo Juan Pablo Socarrás.

Historias Hechas a Mano

La Corporación Mundial de la Mujer Colombia (CMMC) está comprometida a fortalecer, preservar y resaltar las culturas de las diferentes comunidades con las que trabajan, es por esto que, Historias Hechas Mano está enfocado en dos ejes principales; el primero, la parte de diseño que está implementada por el diseñador de modas Juan Pablo Socarrás, con el apoyo de diseñadoras textiles, en este componente, las artesanas tienen la posibilidad de desarrollar el concepto creativo y el segundo, es el eje empresarial, donde brindan formación y acompañamiento empresarial para cada una de las comunidades, por medio de la metodología SEA Empresarial diseñada por la CMMC. “Trabajamos para mejorar la calidad de vida de emprendedores y microempresarios y sus comunidades, con este proyecto estamos aportando no solo al crecimiento económico de las artesanas, sino a la preservación de sus técnicas y culturas”, afirma María Isabel Pérez Piñeros, directora ejecutiva de la CMMC.

En la primera fase del proyecto se logró impactar a 112 personas de diferentes departamentos del país como Guajira, Boyacá, Magdalena, Nariño, Bogotá y Cundinamarca pertenecientes a diferentes etnias: ARHUACA, WIWA, WAYUU, KANKUAMA, EMBERÁ KATIO, Y EPERARA SIAPIDARA, las cuales tuvieron la oportunidad de participar en diferentes talleres y actividades como el diseño y desarrollo de marca, taller de fotografía, nombre de marca, producción de producto, entre otras, con el fin de fortalecer las habilidades socio empresarial.

A su vez, en la segunda fase están trabajando con 90 artesanas especializadas en confección, quienes pertenecen a tres comunidades ubicadas en Colombia, México y Guatemala. En Colombia, está una comunidad especializada en tejido de punto con técnicas como el crochet, 2 agujas y telar; ubicadas en el Valle de Ubaté en los municipios de Sutatausa, Ubaté y sus alrededores. En México, trabajan con el Colectivo Aguja de Plata, que se especializa en bordado San Antonio, las artesanas se encuentran en San Antonio Castillo Velasco y Oaxaca; en Guatemala están con una comunidad que se especializa en bordado y telar de cintura ubicada en Santo Domingo Xenacoj.

Durante el proyecto Historias Hechas a Mano se han destacado algunas historias de vida de artesanas que inspiran y hacen parte de este gran proyecto:

– Flor Natividad Sierra es una artesana nacida en la Vereda Alto Viejo del municipio de Sutatausa. Por tradición familiar, a los seis años empezó a practicar el tejido en dos agujas y crochet, hace tres años se vio en la necesidad de dedicarse por completo a la tejeduría ya que fue diagnosticada con artritis, una enfermedad que no le permite trabajar ni realizar las mismas actividades que realizaba antes. Gracias a los conocimientos que tiene en el arte de la tejeduría, empezó a realizar sacos, ruanas, guantes y chalecos, lo que le ha permitido salir adelante trabajando bajo pedido desde su casa y cultivando la cultura y tradición de tejer.

– Luz Mery Bello tiene 49 años, es madre de tres hijas y tiene tres nietos. Desde muy pequeña veía a sus vecinas trabajar con el telar y desde ahí empezó a crecer la curiosidad por aprender a manejarlo, por entrar en el mundo del arte de la tejeduría y por hilar lana. Desde hace 23 años aprendió a manejar el telar y desde hace 13, realiza productos como sacos y ruanas con esta técnica; gracias a su compromiso y habilidades aprendió la técnica de tejido en crochet y dos agujas. En la finca se dedicaba a ordeñar vacas, pero a medida que conocía más sobre el telar y la tejeduría, se fue enamorando de este arte y desde hace 5 años decidió dedicarse por completo a la realización de productos con estas tres técnicas. Su propósito es cultivar sus raíces, cultura, saberes y técnicas artesanales, lo cual está empezando a transmitir a una de sus hijas y a una de sus nietas y así seguir con la tradición familiar. Hace 5 años decidió crear su propio negocio ‘Tejidos Santa Isabel’ que con el apoyo de toda su familia ha logrado sacar adelante. Gracias al proyecto Historias Hechas a Mano está logrando fortalecer aún más su negocio, sigue aprendiendo nuevas técnicas y, sobre todo, cómo mejorar sus productos en cuanto a diseño y estética.

– Paula Andrea Páez tiene 19 años, nacida en Ubaté, aprendió a tejer desde los 7 años y hace parte de la cuarta generación de tejedoras de su familia. Es estudiante de contaduría pública de la Universidad de Cundinamarca y gracias al proyecto Historias Hechas a Mano, decidió emprender. Hace un año tiene su propio taller de tejidos ‘Amaru’ en dónde realiza diferentes bolsos en crochet, lo que le ha permitido ayudar a sus papás con los gastos de sus estudios. Desde muy pequeña ha tenido la pasión de realizar este tipo de tejidos, con el paso del tiempo se ha dado cuenta de que quiere enseñar a diferentes miembros de su comunidad esta técnica, para poder cultivar las tradiciones y los saberes de su familia y, para no dejar que las personas se olviden de su identidad. Una vez al mes le gusta ir al ancianato del municipio para enseñarle a las personas de la tercera edad a tejer y cuando puede, enseña también a los niños estas técnicas para seguir cultivando el amor que ella siente por este arte de tejer.

– Ana María Rojas es madre soltera de un niño de 5 años, tiene 32 años y vive en Gachetá. Se dedica a ordeñar vacas y a la producción de leche. Gracias a que su abuelita materna le enseño a tejer, decidió dedicarse también a este oficio para sacar adelante a su hijo y para continuar con la tradición familiar: crochet y el tejido en dos agujas. Con el apoyo de su hermana y de su mamá, decidió empezar a realizar chalecos, ruanas, gorros y sacos por encargo; la tejeduría para Ana ha sido una pasión y un gran apoyo que con el tiempo ha venido enseñando a sus sobrinas e hijo para continuar con la tradición familiar y para que su cultura y el arte de tejer no se queden en el olvido.

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