La literatura colombiana para niños y jóvenes ha crecido a medida que visibiliza la vida y las experiencias de los niños.
En sus inicios, a comienzos del siglo XX, tuvo aciertos tímidos. Hubo que esperar hasta los años 70 y 80, para que iniciara su desarrollo. Hoy existe un corpus, que es a la vez bosque, agua, juegos, afectos, guerra, abandono, imágenes, textos, pero también ritmo, música, risas, alegría.
La Biblioteca Nacional de Colombia – BNC presenta “Juguemos en el bosque. Expedición por la literatura infantil y juvenil colombiana”, que pone en relieve esta cultura de la niñez, así como las representaciones y los imaginarios de sus creadores.
La muestra, que contó con la curaduría de Beatriz Helena Robledo, la museografía de María Osorio y el diseño gráfico de Camila Cesarino, reúne temas y formas claves para comprender mejor a las infancias a través de los libros.
La exposición estará abierta para niños, niñas, jóvenes, familias y todos los interesados hasta marzo de 2025.
Sobre esta expedición literaria
La exposición está dividida en ocho unidades, las primeras cinco son temas de las publicaciones de la literatura infantil colombiana y las tres siguientes son formas de esas publicaciones.
Es así como textos, imágenes, temas y formas son las claves para disfrutar esta expedición:
– Raíces muestra los inicios y las fuentes que nutren la vida de nuestra literatura: naturaleza y oralidad.
– Historia, donde se aprecia la narrativa que surge de los hechos históricos que nos han forjado.
– Violencia, donde imágenes y textos interpretan una realidad dura, pero que nuestros niños viven a diario.
– Afectos explora el mundo interior y emocional de los niños, sus relaciones con la familia, los amigos, la escuela, su mundo cotidiano.
– Fantasía explora el mundo imaginario y maravilloso propio de la infancia.
Además de estos temas, se muestran tres géneros: poesía, alimento necesario. Imágenes, donde el libro-álbum despliega su riqueza en ese diálogo entre texto e imágenes y, finalmente, Historieta, un género joven en nuestro medio pero que crece en diálogo con sus lectores.
Junto a los textos, las imágenes, las preguntas y las frases generales que proponen reflexiones sobre estos temas, los visitantes podrán interactuar con algunos libros expuestos en cada módulo, que representan una muestra muy diversa de lo que se hace hoy en día.
Esta muestra, dice María Osorio, no se trata solo de ver, «sino también de tener los libros en la mano y explorar qué hay más allá». La editora y museógrafa de la exposición agrega: «la literatura infantil colombiana ha crecido enormemente en los últimos años. Mostrar todo en un espacio limitado es imposible. Por esta razón, presentamos una muestra a partir de la cual vamos a reflexionar sobre el tema».
En ese sentido, “Juguemos en el bosque” nos permite reconocer que tenemos una literatura infantil colombiana. Para Beatriz Helena Robledo, escritora, investigadora y promotora de lectura, «existe un corpus suficiente que viene desarrollándose desde principios del siglo XX», explica y agrega que la muestra «nos habla de nuestra concepción de la infancia. El arte da cuenta de cómo una sociedad construye su propia infancia, porque, de alguna manera, la infancia es un constructo cultural. Es impresionante hacer esta curaduría y ver cómo podemos leer el país en las obras».
«Nos emociona abrir las puertas de la Biblioteca Nacional a los niños y niñas, y propiciar espacios de lectura y nuevas formas de relacionarse con el patrimonio invaluable de la nación que representa la producción editorial de libros infantiles colombianos», concluye Adriana Martínez-Villalba.