La rápida evolución de la inteligencia artificial (IA) ha transformado el panorama empresarial, ofreciendo oportunidades para mejorar la eficiencia, precisión e innovación. Sin embargo, para capitalizar estos beneficios, las compañías deben crear una estrategia bien definida que guíe la implementación de esta herramienta digital de manera efectiva y sostenible.
La IA tiene el potencial de revolucionar industrias al automatizar procesos, analizar grandes volúmenes de datos y proporcionar hallazgos que permiten implementar estrategias para potenciar y mejorar los procesos operativos, además de brindar beneficios a los empleados, como un equilibro en la carga laboral. Sin duda, la capacidad que tiene esta herramienta es una piedra angular para atender y abordar situaciones cada vez más complejas. Por ende, este enfoque no solo maximiza la productividad, sino que también impulsa la innovación y promueve un entorno de trabajo más dinámico y colaborativo.
“La clave para maximizar el valor de la inteligencia artificial radica en su integración estratégica dentro de una empresa,” dijo Alain Almeida Socio de Technology Enablement de KPMG Colombia. “Una implementación exitosa no se trata solo de incluir esta herramienta en los procesos sino de identificar cómo se alinea con los objetivos y procesos del negocio. La planificación estratégica es esencial para asegurar que la IA aporte un verdadero valor y no se convierta en un gasto innecesario.”
Los beneficios de su implementación van desde la protección ante posibles fraudes y la limitación en la cantidad de errores dentro de un proceso y hasta el apoyo en algunas tareas administrativas a los empleados o la velocidad y eficacia para dar respuesta oportuna a distintas situaciones. Sin embargo, grandes errores también se han cometido forzando el uso de esta tecnología en situaciones donde no hay un acople natural, por lo que es indispensable hacer una transición acorde a los objetivos de las compañías antes de implementar cualquiera de estas herramientas.
Para su correcta implementación, desde KPMG se recomiendan aspectos como evaluar las necesidades reales de la compañía; realizar una planificación e investigación exhaustiva sobre esta herramienta, y las tecnologías existentes en este sentido; capacitar a los empleados; asegurarse de cumplir con los aspectos éticos y de uso seguro de la información; así como estar constantemente verificando las actualizaciones y novedades de estas herramientas digitales con el fin de realizar los ajustes que se requieran, considerando la velocidad a la que la IA está evolucionando.
El uso correcto de la Inteligencia Artificial, sin duda, no depende de la inmediatez con la que las empresas empiecen a implementarla en su cultura empresarial sino también de la investigación previa y la planificación que las compañías realicen. Por ejemplo, desde KPMG existen numerosas herramientas de IA, ya implementadas, que permiten hacer inventarios físicos, determinar el grado de avance de una obra civil o interactuar de manera segura con los datos de la Firma para dar conclusiones de alto valor, determinar los factores de éxito de una estrategia comercial, cumplir con la transparencia en el cumplimiento de requerimientos fiscales, entre otras cosas.
¿Hacia dónde nos llevará la inteligencia artificial?
- Aumento de la capacidad de cómputo, lo cual traerá avances en múltiples ramas del conocimiento
- Divulgación de modelos open-source de IA, dando capacidades nunca antes vistas a empresas pequeñas e incluso emprendedores solitarios
- Aceleración en la transformación de la sociedad actual hacía una que este más enfocada en el conocimiento que en las habilidades físicas
- Un interés mucho mayor por la discusión sobre la renta universal
- La IA estará en todo lo que vemos y tocamos, convirtiéndose en algo parecido a la energía, que no pensamos en ella, pero la percibimos constantemente en los elementos que usamos
Las inversiones en Inteligencia Artificial por parte de las compañías son cada vez más grandes, de eso no hay duda. Por eso, es importante tener en cuenta el manejo ético y contar con una gestión de riesgos eficaz, que cuente con varios niveles de revisión y profesionales expertos en esta herramienta, que permita llevar a cabo una transición segura y confiable hacía esta tecnología.