Esta obra, escrita la primera vez en 1987 y actualizada en esta bella edición por su autora, Pilar Lozano, nos muestra a Colombia con sus valles, montañas, ríos, páramos y toda la geografía que hacen de este país, un lugar único.
Como lo anuncia en su contraportada, “Papá Sesé tenía en su cabeza una idea: armar con todos sus recuerdos de viajes y travesías una geografía; una geografía escrita como un cuento para que los niños conozcan y se enamoren de su país. Los niños, como el que yo fui cuando mi abuelo me llamaba “mi pequeño”.
Pero no es solo un recorrido por los picos, las montañas, las islas, océanos, sino también por el universo. Habla de las lunas de cada planeta, de las estrellas, de la exploración del espacio por parte del hombre, para resolver los enigmas del cosmos.
Ilustrado por Olga Cuéllar, esta edición de Panamericana Editorial, en pasta dura y full policromía, recorre el sistema solar, detallando las principales características de los planetas, para luego detenerse en la Tierra, tomando como referencia un mapamundi para mostrar el globo terráqueo y cómo se formaron los continentes y se los muestra como si sus separaciones fueran calles y carreras, que hacen fácil entender los meridianos, paralelos y cómo calcular la longitud y el tiempo.
Con un lenguaje sencillo y ameno, además de mostrar los paisajes y detalles de cada rincón del país, “mi pequeño”, habla de su relación y admiración a su abuelo José, a quien con cariño le decía papá Sesé o viejo, quien le enseñó a entender la astronomía, los mapas, la brújula, pero, ante todo, amar el territorio, su gente y sus tradiciones.
Si bien cada capítulo es independiente, todo forma una unidad, que lleva a valorar cada maravilla del universo. Y esa es la intención de Pilar Lozano, escritora y periodista, quien recorrió por 40 años los rincones más alejados de Colombia. Ahora dicta talleres para enamorar a chicos y grandes de la lectura y la escritura.
Y precisamente, cuando ingresa a Colombia, delinea cada espacio, no solo los grandes y reconocidos, sino aquellos poco explorados por ser de difícil acceso. Lleva al lector por paseos con el abuelo para entender los pisos térmicos, la fauna y la flora de cada región, e incluso tradiciones de indígenas y campesinos. Hace reflexiones sobre la importancia de cuidar el ecosistema, desde océanos, ríos, hasta valles, montañas y, ante todo, los páramos.
Comenta cómo le hubiera gustado a papá Sesé ver el desarrollo, pero también, cómo lo hubiera entristecido, la contaminación, la minería, la explotación y la deforestación de la Amazonía.
Es un libro rico en descripciones, amor por la vida, la naturaleza. También es una obra contemporánea, que relaciona los cambios recientes en los territorios, incluyendo las fronteras marítimas y terrestres de Colombia y sus diferendos limítrofes.
Es un baúl lleno de historias, cuentos y misterios que invitan a leer cada página con la ilusión de viajar por Colombia. Y, aunque está clasificado como literatura infantil y juvenil, lo recomendaría para toda la familia. De hecho, fascinó a las abuelas de mi casa, pues recordaron cómo era Colombia antes de todo este desarrollo y cómo se mantienen algunas tradiciones que las llenaron de orgullo por su país. Así que “Colombia, mi abuelo y yo” es una obra para leer y regalar.
