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Lo que nunca olvidaremos: un asomo a la felicidad

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Gustavo Castro Caycedo presentó la obra “Lo que nunca olvidaremos”, en la reciente Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), cuyo lema fue justamente ir a las “raíces”, y eso quizás coincide en esta obra, editada por Sin Fronteras, en la cual el escritor, periodista, administrador de empresas y directivo, hizo una obra que nos lleva a la historia, a las raíces de la familia, de las tradiciones, de la evolución de los medios de comunicación y, ante todo, a esos momentos felices del siglo pasado, pero que han dejado huella en nuestra sociedad.

Si bien el autor en varios de sus títulos (más de 39 obras) ya había escrito sobre el pasado y había apelado a los recuerdos, para “Lo que nunca olvidaremos”, se centró en los principales aspectos de la vida cotidiana y el impacto del acontecer nacional e internacional de la época. La obra, de más de 400 páginas, puede leerse sin ningún orden, pues cada capítulo es independiente, pero hay una unidad, que es añorar las cosas del pasado, valorar lo que se vivió y asomarse a esa felicidad.

Para conocer la génesis de la obra, los motivos y sus sueños, conversamos con el escritor.

TintaTIC: Me llamó la atención que, aunque refleja una realidad, es una obra escrita más desde el punto de vista de sentimientos y emociones, como yendo a “esas raíces”.

– Es correcto. A esta edad, el regreso al recuerdo de la niñez es algo que lo emociona a uno; pero no creo que sea algo exclusivo de los viejos sino que a los jóvenes también les pasa cuando tienen 25 años y dicen “cuando yo era chiquito”. Creo que es un factor común a todos los seres humanos.

TintaTIC: Por el tono del libro, usted quiso que fueran más momentos felices o situaciones que, en cierta medida, reconfortaran, y no traer episodios tristes, ¿verdad?

– Sí, realmente tuve una niñez feliz. De pronto el momento más desagradable fue cuando me dieron dos fuetazos por timbrar en un portón de una casa y salir corriendo, y, por eso, el tono del libro. Pero, aclaro la obra no habla de mis vivencias personales, sino de lo que lo que era común en los muchachos y los niños de esa época y que hace que cualquier lector se vea reflejado en el libro.

TintaTIC: Usted recurre a los juegos de la infancia citando las carreras de carretillas, las tapas de gaseosa y una serie de actividades que hacían los niños en ese tiempo. Hoy estamos en otros ambientes con más juegos en pantallas de celulares y en redes sociales. ¿Usted quería quizás comparar un poco lo que fue esa época con la actual? ¿Considera que los chicos de hoy también pueden ser creativos como los de antes?

– No pueden ser tan creativos como los de antes porque el principio fundamental del desarrollo psicomotor de los niños es usar las manos y tener contacto con las cosas físicas. En esa época nosotros haciamos nuestros propios juguetes y había una capacidad de creación entre los niños, y se estimulaba. Hoy día los niños están dedicados a una pantalla, un teclado, y son hábiles en eso, pero los inhibe y les quita la posibilidad de ser creativos.

Por otra parte, hoy los niños casi que pasan directamente de la cuna a la adultez gracias a las pantallas, por lo cual ya no tienen capacidad de asombro pues todo lo han visto a los cinco años o a los ocho o 10 años. Inclusive hasta en situaciones aburridoras como la pornografía, que está a su alcance, y ellos son inocentes y caen muchas veces porque todo está a un click. En nuestra época, los niños teníamos derecho a vivir una infancia.

Además, en ese entonces, había seguridad. Nosotros jugábamos en la calle y no habían peligros de los ladrones, ni del consumidor o expendedor de drogas. Era una infancia feliz, en todo sentido.

No todo tiempo pasado fue mejor aunque creo que la inmensa mayoría del tiempo pasado sí fue mejor, pero no se puede descalificar a los niños de hoy porque están frente a la pantalla; a mí, en lugar de descalificar a los niños, me da pesar de que pierden esas posibilidades de enriquecer el corazón y el ánimo de jugar y crear.

TintaTIC: En su libro mencionó la televisión, que también llegó a cambiar los hogares. Con su experiencia al haber sido periodista y haber trabajado en RCN, en Inravisión, ¿Qué considera que aportó la televisión de ese momento a esa generación?

– Creo que aportó mucho. La radio estaba en un trono en todos los hogares y se oia en familia con producciones como “Kalimán”, “ El derecho a nacer”, los programas de humor, los programas musicales, los radioteatros y todo eso era era parte de la distracción familiar. Llegó la televisión para ir desplazando poco a poco a la radio, con unos elementos importantes por el valor que tiene la capacidad del poder de la imagen y el sonido, los colores, los movimientos y comenzó a imponer modelos de comportamiento, modelos de belleza, modelos deseables y se fue generando un panorama de estimulación de los gustos de las personas.

TintaTIC: Usted se detiene en la Navidad, en los regalos y en esa inocencia alrededor de la época y, sobre todo que en Colombia, donde somos familias muy tradicionales y que seguimos rezando la novena. ¿Cuéntenos cómo fue rememorar ese episodio?

– Ha cambiado mucho. Nosotros pecábamos contra la naturaleza porque nos íbamos al monte a recoger la lama para hacer los pesebres, porque en esa época no había consciencia de cuidar el medio ambiente y saber que estábamos dañando la Tierra, entonces a finales de noviembre o principios de diciembre nos íbamos con piquete a recoger la lama, que se echaba en costales y cortábamos un pino en el cerro y se disfrutaba el paseo para luego regresar a casa y comenzar a hacer el pesebre y vestir el pino.

También se organizan los bailes en las novenas, y se rotaban las casas de los vecinos y los amigos para rezar la novena, se apostaban los aguinaldos y se cantaban villancicos, con instrumentos que uno mismo armaba como matracas, panderetas y cascabeles.

TintaTIC: Como hablamos hace unos minutos, usted estuvo en la parte de los medios de comunicación y leo que también dedicó un capítulo a producciones como “Betty la fea”, “Café” y “Hasta que la plata nos separe”, pero con un ángulo diferente. ¿Cuál fue el objetivo de destacar esos elementos y todo lo que hoy se considera vintage?

– Hay una regresión, no solo de los viejos, sino de los adultos y aún de los jóvenes a lo anterior. Hay una nostalgia que hace que se valoricen las cosas del ayer. Hoy, comprar una radio vieja, un teléfono antiguo se convierte en parte de un decorado en una casa; la gente colecciona cosas antiguas; la moda de las mujeres de los años 60, con minifaldas o faldas largas amplias de las películas, se están viendo nuevamente; en Hollywood comenzaron, desde hace un tiempo, a volver a grabar las películas y series; y el comercio está inundado de cosas viejas dentro de esa regresión y que se llama la onda retro. Hoy día un carro viejo bien conservado vale mucho más que un carro nuevo, lo mismo una bicicleta de la época es una pieza de museo. Todo eso se valoriza en esa onda vintage.

TintaTIC: Otro tema interesante es el colegio. De hecho menciona los famosos apodos y todo lo que sucedía en ese escenario, incluso, el amor a una profesora y el ingreso a clases.

– En el colegio nacían las primeras amistades; la verdadera complicidad para cometer pilatunas, pero eran eso, pecados menores. El salón de clases da para todo un capítulo, pero recuerdo los recreos, los juegos, los apodos, las copialinas, las loncheras; el respeto que uno le tenían los profesores, el respeto a los mayores y eso se lo enseñaban a uno, pero hoy se ha perdido.

También reconozco los castigos duros, por ejemplo los profesorespellizcaban el brazo de las niñas, o las ponían frente a la pared, o les daban con una regla en la mano para aprender a escribir. Por fortuna, nos liberamos de eso, como nos liberamos de las purgas, la sacada de las muelas a palo seco y la operación de las amígdalas, que eran cosas terribles que sucedían.

TintaTIC: Hay otro apartado que le dedica a la música. ¿Quería hacer un reconocimiento a esa labor de los artistas de esa época?

– Sí. Creo que el reconocimiento lo hace el mismo gusto de los radioescuchas. Hubo muy buenos cantantes y música local. Si analizamos, no hay nadie que venda más música hacia los meses de diciembre que el grupo los 50 de Joselito, que tocan lo que se escuchaba en las fiestas de los años 50, 60 y 70. Pero todo evolucionó con la modernidad.

TintaTIC: Hablando justamente de la modernidad, con la globalización llegó Disney y usted también se refiere a esas producciones y lo que significaron los cartoons de Warner Brothers y lo que tiene que ver con los personajes de esa época.

– La música de las producciones de Walt Disney es muy linda y estética. Los personajes eran dibujados en planos y se vivía una magia única. Hoy son en tercera dimensión e ilustraciones hechas por computador, pero antes eran más estilizados, atractivos, con colores profundos y movimientos. Hoy se piensa más en los luchadores y héroes pero no en la sencillez de los animales e historias como Bugs Bunny y el Pájaro Loco. Retomando el tema de lo retro, por ejemplo, todavía los emiten por algunos canales de televisión.

TintaTIC: Otro tema importante son las cartas a su nieta. ¿Ella le ha preguntado o siente curiosidad por el pasado y, por eso, usted decidió hacer esta remembranza?

– Este libro lo ideé cuando todavía no era abuelo, pensando siempre que iba a tener un nieto o nieta y quería que ella supiera cómo fue mi niñez, la de sus padres y conociera cómo se vivía, y comencé a hacer el libro años antes de que ella naciera.

El libro tiene tres finalidades. La primera, recordar; la segunda, que los familiares y los amigos que lean el libro encuentren momentos de diálogo sobre cosas del pasado, y que los niños y los jóvenes conozcan cómo fue la infancia y la juventud de sus padres, abuelos, tíos, y, la tercera, la más importante, que fuera un libro para mi nieta.

Ella apenas acaba de cumplir cuatro años y todavía no lee y no puedo hablar con ella de esas cosas, porque aún no las va a entender, pero mi aspiración era poder dejarle de recuerdo este libro para que cuando tenga capacidad de razonar lea “Lo que nunca olvidaremos”.

La entrevista finaliza con una declaración sincera de Gustavo Castro Caycedo: “Tengo la suerte de haber tenido una vida feliz. Ahora es muy tranquila”.

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