Para los amantes del senderismo y la naturaleza, a solo 45 kilómetros de Bogotá se encuentra el desierto de Checua, un bosque seco tropical en el cual se sorprenderán con el laberinto de cavernas en medio de una vegetación única en el cañón.
Este paisaje esculpido por el viento y la lluvia, entre barrancos y cavernas, brinda paz a los turistas, que recorren 3,5 kilómetros (7 km ida y regreso) en medio de un camino de arcilla, piedras y vegetación, con individuos distintivos como la Condalia thomasiana, una especie de arbusto de la familia de las ramnáceas, que se ha encontrado en los valles secos, así como apreciarán algunos pinos, acacias y eucaliptos.
Cárcavas, monolitos, así como mitos, leyendas y, por supuesto, la historia de los Muisca, acompañan el recorrido liderado por guías profesionales, que incentivan el turismo de naturaleza, así como tienen una campaña para rescatar el árbol endémico El Gurrumay.
Esta atracción rocosa de arenisca, ubicada en el municipio de Nemocón, es una formación geológica que ha sido erosionada por la acción del viento y el agua durante miles de años, creando un laberinto de piedra única. De esta manera, el paisaje de formas rocosas siempre varía por el clima, con lo cual cada formación es vibrante.
Si como turista, le mencionan ir al “desierto de la Tatacoita” es la misma área, pero fue un calificativo que le dieron por cierta similitud con el desierto de la Tatacoa (Huila), aunque realmente tiene su propia magia y encanto.
Se puede explorar esta zona admirando su belleza natural y tomando fotografías mientras disfruta de vistas panorámicas de la región y una variedad de opciones para hacer al aire libre (caminatas o ciclopaseos). En el camino (tiempo estimado de tres horas) se pueden encontrar con algunos caballos, burros, animales de fincas cercanas y se sentirá el ruido del agua de algunas filtraciones, que bajan de las montañas. Es una experiencia imperdible en la tierra de la sal y la cultura.
Nemocón es uno de los “Pueblo Dorados” de la estrategia del Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundimarca (IDECUT) y con el apoyo de la Fundación Pintuco.